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martes, 4 de septiembre de 2018

Un sábado pajareando



Me enamoré, lo juro, fue sensacional aunque lo que duró fue algo absurdo. Me enamoré en brazos suyos, mirando sus ojos, acariciando su orgullo. 

Me enamoré intensamente, entre sabanas mojadas. Pero el silencio pudo, y ahora la indiferencia abre un camino más en este laberinto oscuro. 

Me enamoré lo digo con esmero, porque luego de estar junto a su ser, la ansiedad y la agonía invadió mi tranquilidad mi espacio diminuto. Me enamoré de sus besos profundos, de sus expresiones letales de cariño y aun así, el vació en mi estomago se hace más incierto, se torna cada vez más violento y solo quiero ver de nuevo su existencia, sobre mi superficie, sobre las carcajadas que intercambiamos mientras contemplábamos en el ocaso, enormes criaturas con grandes alas y sonidos y junto a su ser, yo caí, esperando la promesa del amor, que hoy no tengo, y que sigo buscando en el sublime corazón de odiados seres que subyacen ante la insistencia de la vida, con el ego sobre las nubes, y la humildad nula extinguida por el maldito orgullo. 

No fue un tema de complacencia, o de compromiso, lo que ocurrió aquel ultimo sábado, fue lo que yo llamaría AMOR IMPOLUTO. 

By PiplioG

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